
Indiscutiblemente, difícil ha sido para el presidente Uribe, sortear cualquier cantidad de “palos que le han atravesando a las ruedas de la carreta del desarrollo” que él y sus asesores han pensado para Colombia.
Tal vez porque sus opositores quisieron ver lo diferente a otros gobiernos, en tan solo cuatro (4) años y eso que Uribe no ha desaprovechado “dominicales ni fiestas de guardar. Además tambIén ha sido difícil comprender, aquello de que “primero hay que poner en orden la casa”, refiriéndose por supuesto a la eliminación, como meta, de la guerrilla y las autodefensas a través del Programa de Seguridad Democrática, cuya importancia se ha visto reflejada en su monto presupuestal.
Como resultado de ese esfuerzo tanto fiscal como político, aún no se ha llegado a la desaparición completa de, las FARC ni de las AUC, por ahora se está en negociaciones con el ELN y se ha fustigado en gran medida a las FARC, hasta el punto de que su accionar, al que nos tenían acostumbrados, se ha centrado en apariciones en vísperas eleccionarias. El círculo se va cerrando poco a poco, nadie sabe cuánto más tiempo y dinero puede costar ésto, pero entre más tiempo le tome a la guerrilla y a los reductos renuentes de las AUC, más caro le saldrá al país “ reordenar la casa” y la responsabilidad política es totalmente de esos actores tercos.
Precisamente en una democracia, ese es el costo que el pueblo tiene que pagar, por cuanto el Congreso, que es donde se hacen las leyes, es el reflejo de cómo se caracteriza social y económicamente Colombia y ante tanta cantidad de intereses en conflicto, la mayoría de las intenciones beneficiosas para el pueblo, que presenta el Ejecutivo, terminan sí aprobándose, pero en un texto completamente diferente al presentado y eso es lo que acaba de suceder con la última reforma fiscal, cuyo texto original, como lo expresó el Ministro Carrasquilla, es un “periódico de ayer”.
A un buen gobernante no lo caracteriza su popularidad en materia tributaria, por cuanto es imprescindible, la mayoría de oportunidades, tomar acciones que resultan impopulares y que el Congreso como está conformado en más de un 90% por políticos con mañas clientelistas, además de oportunistas, quienes ante la gran acogida popular de la candidatura de Uribe en el 2002 y por su escaso olfato político, al aceptar a dichos “ zorros”, éstos a la hora de discutir y votar los proyectos, no son consecuentes con el pensar del Presidente, que les proporcionó sombra y terminan por hacer eco político de las críticas, por la imposición de gravámenes y por otro lado por la ausencia de ejecutorias sociales, como consecuencia de no contar con recursos ilimitados.
Resulta paradójico que al pensar en el nuevo plan 2006-2019 ni se cuente con recursos propios, porque hay oposición a la venta de fortines clientelistas, que deben su fortaleza financiera a su condición de monopolios, en un mundo que impone su eliminación global, ni tampoco se acepte el endeudamiento con la banca, esta vez por razones macroeconómicas y airadamente incluso, pero a manera de fachada televisiva, la inclusión de nuevas tributaciones ni incrementos a las existentes.
Analizando lo ejecutado por el gobierno en el período 2002-2005, donde resaltan incrementos importantes en comparación con lo existente en el 2002, en programas de asistencia social y los pagos de subsidios en el Programa Familias en Acción, resulta esperanzador, si el Congreso aprueba los recursos necesarios, que las buenas intenciones de Uribe, hacia el futuro inmediato, sean una realidad.
Tal vez porque sus opositores quisieron ver lo diferente a otros gobiernos, en tan solo cuatro (4) años y eso que Uribe no ha desaprovechado “dominicales ni fiestas de guardar. Además tambIén ha sido difícil comprender, aquello de que “primero hay que poner en orden la casa”, refiriéndose por supuesto a la eliminación, como meta, de la guerrilla y las autodefensas a través del Programa de Seguridad Democrática, cuya importancia se ha visto reflejada en su monto presupuestal.
Como resultado de ese esfuerzo tanto fiscal como político, aún no se ha llegado a la desaparición completa de, las FARC ni de las AUC, por ahora se está en negociaciones con el ELN y se ha fustigado en gran medida a las FARC, hasta el punto de que su accionar, al que nos tenían acostumbrados, se ha centrado en apariciones en vísperas eleccionarias. El círculo se va cerrando poco a poco, nadie sabe cuánto más tiempo y dinero puede costar ésto, pero entre más tiempo le tome a la guerrilla y a los reductos renuentes de las AUC, más caro le saldrá al país “ reordenar la casa” y la responsabilidad política es totalmente de esos actores tercos.
Precisamente en una democracia, ese es el costo que el pueblo tiene que pagar, por cuanto el Congreso, que es donde se hacen las leyes, es el reflejo de cómo se caracteriza social y económicamente Colombia y ante tanta cantidad de intereses en conflicto, la mayoría de las intenciones beneficiosas para el pueblo, que presenta el Ejecutivo, terminan sí aprobándose, pero en un texto completamente diferente al presentado y eso es lo que acaba de suceder con la última reforma fiscal, cuyo texto original, como lo expresó el Ministro Carrasquilla, es un “periódico de ayer”.
A un buen gobernante no lo caracteriza su popularidad en materia tributaria, por cuanto es imprescindible, la mayoría de oportunidades, tomar acciones que resultan impopulares y que el Congreso como está conformado en más de un 90% por políticos con mañas clientelistas, además de oportunistas, quienes ante la gran acogida popular de la candidatura de Uribe en el 2002 y por su escaso olfato político, al aceptar a dichos “ zorros”, éstos a la hora de discutir y votar los proyectos, no son consecuentes con el pensar del Presidente, que les proporcionó sombra y terminan por hacer eco político de las críticas, por la imposición de gravámenes y por otro lado por la ausencia de ejecutorias sociales, como consecuencia de no contar con recursos ilimitados.
Resulta paradójico que al pensar en el nuevo plan 2006-2019 ni se cuente con recursos propios, porque hay oposición a la venta de fortines clientelistas, que deben su fortaleza financiera a su condición de monopolios, en un mundo que impone su eliminación global, ni tampoco se acepte el endeudamiento con la banca, esta vez por razones macroeconómicas y airadamente incluso, pero a manera de fachada televisiva, la inclusión de nuevas tributaciones ni incrementos a las existentes.
Analizando lo ejecutado por el gobierno en el período 2002-2005, donde resaltan incrementos importantes en comparación con lo existente en el 2002, en programas de asistencia social y los pagos de subsidios en el Programa Familias en Acción, resulta esperanzador, si el Congreso aprueba los recursos necesarios, que las buenas intenciones de Uribe, hacia el futuro inmediato, sean una realidad.
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